El soporte que proporciona el colchón es esencial para mantener una buena postura al dormir. Si el colchón está en mal estado, no te alineará la espalda como es debido, lo que aumenta la presión en tu columna al dormir. Esta presión puede causar efectos negativos en tu salud física y tu rutina.

Con el tiempo, los colchones se desgastan y pierden firmeza, lo que reduce el apoyo que proporciona al cuerpo. Es por esto que recomendamos cambiar de colchón cada 8-10 años, ya que de lo contrario puede dejar de proporcionar el soporte necesario y provocar dolores de espalda.

Dormir en un colchón demasiado firme no liberará la presión de ciertas áreas del cuerpo, lo que puede agravar el dolor o incluso causar dolor en otras partes del cuerpo. Por otra parte, un colchón demasiado blando proporciona poco soporte para la espalda y las cervicales. La elección óptima es un colchón de dureza media, que permite que el cuerpo se hunda ligeramente en el colchón, pero mantiene la columna alineada en la posición recomendada.

La mejor opción es un colchón híbrido que combina espuma viscoelástica con muelles ensacados, ya que aporta la máxima comodidad y el mejor apoyo para el cuerpo. Es la mejor solución a los problemas de espalda causados por dormir en colchones antiguos o de mala calidad.