Los orígenes del ratoncito Pérez y el Arenero "Sandman"

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Por: Equipo Emma

Publicado el: 2/20/24

Editado el: 2/20/24

dos niños escondidos debajo del edredón encima de la cama

Cuando somos niños, estamos expuestos a una gran variedad de cuentos y tradiciones imaginativas mientras crecemos. Dependiendo de tu educación, es posible que hayas celebrado la Navidad con Papá Noel, el día de los Reyes Magos o que hayas recibido la visita del Ratoncito Pérez después de perder un diente. Cada cultura tiene su propio conjunto de criaturas mitológicas que aparecen en la literatura infantil y que también se transmiten de casa en casa a lo largo de las generaciones. Es posible que incluso recuerdes a tu abuela o a un familiar mayor contándote cuentos antes de dormir o durante un acontecimiento estacional importante. Hoy vamos a sumergirnos en dos de los personajes más influyentes a la hora de dormir que se relacionan con el sueño: el Ratoncito Pérez y el Arenero, también conocido como Sandman.



¿Cuál es el origen del Ratoncito Pérez?

Los registros que muestran las primeras representaciones del hada de los dientes, o las primeras encarnaciones del mito, se encontraron en todo el mundo, desde México hasta Francia e incluso Australia. La mayoría de estas primeras historias implican la ofrenda de un diente perdido a un ratón o rata, para que se conceda un deseo. El deseo normalmente implicaba que el niño desarrollara una dentadura sana y fuerte, parecida a la del roedor. El término “magia simpática” se utiliza a veces para expresar cuando nuestros antepasados escribían canciones, oraciones e historias que se creía que ayudaban a conceder deseos. A veces también se sacrificaban animales, en este caso un animal con dientes fuertes como los castores, gatos, ardillas, perros y conejos.

Los ratones aparecen predominantemente como la mascota que ofrece los dientes en la literatura europea, incluso hoy en día. Al igual que con el Ratoncito Pérez, los niños colocan su diente recién perdido bajo la almohada para que un ratón les deje amablemente dinero o un regalo a modo de intercambio. En Francia este ratón especial se llama La Petite Souris y en España y otros países de habla hispana se le llama Ratóncito Pérez. Estas historias se remontan a los años 1600 e incluso tienen algunos museos dedicados a sus leyendas. Más tarde, el hada de los dientes se manifestó en Estados Unidos como una mezcla de la historia tradicional del ratón que entra en una casa para sustituir el diente del niño por un poco de dinero, y también del benévolo “hada buena” que se ve en muchas fábulas infantiles que también habían llegado desde Europa. Por la misma época, Disney se había hecho popular con sus películas clásicas en las que también intervenían “hadas buenas”, como en Cenicienta y Pinocho.

Quizá te preguntes por qué se inventó este ritual de recompensa a los niños por la pérdida de un diente. Se cree que el hada de los dientes o ratón altruista se inventó sobre todo para los niños como rito de paso, ya que perder un diente es uno de los primeros signos de maduración del cuerpo y una metáfora de los cambios que traerá la vida. Este momento especial introduce a los niños en su primera experiencia de separación, transición e incorporación, como explica Arnold van Gennep en “Los ritos de Paso”. El Ratón Pérez y sus homólogos siguen siendo populares hoy en día en gran parte del mundo, y como a los niños les gusta recibir dinero, ¡no parece que su popularidad vaya a disminuir pronto!

¿Cuál es el origen del Arenero o "Sandman"?

Las historias del Arenero se documentaron por primera vez en el centro y norte de Europa en el siglo XVIII. Es probable que la historia se transmitiera oralmente a lo largo de los años antes de que se escribiera, por lo que se desconoce con exactitud qué país o personas son los responsables, aunque se suele atribuir a Alemania y Dinamarca. El refrán alemán “der Sandmann kommt” se utilizaba para advertir a los niños que tenían sueño de que debían irse pronto a la cama y también se podía encontrar en los diccionarios alemanes de la época.

La primera encarnación escrita del Arenero no era tan entrañable ni inocente como el Ratón Pérez. Escrito por E.T.A. Hoffman en 1818, Sandman se parecía más al Hombre del Saco, que arrojaba arena a los ojos de los niños que se negaban a dormir. La arena hacía que los globos oculares se cayeran, y el Arenero procedía a recogerlos en su saco y a llevárselos a sus hijos en el lado oscuro de la luna. Aunque la historia es bastante oscura y retorcida, no fue escrita inicialmente para niños y era más bien un cuento de hadas para adultos. Más tarde, la historia fue adoptada por Hans Christian Andersen en “Ole Lukøie”, que presentaba a un alegre personaje en pijama de seda que llevaba un paraguas multicolor. Este cuento sí estaba dirigido a los niños, pero en lugar de arrojarles arena a los ojos, el personaje les echaba un chorro de leche, curiosamente. Ole Lukøie acudía noche tras noche a las habitaciones de los niños llevándoles sueños. El nombre se cambió posteriormente por el de Sandman en las versiones inglesas del cuento.

La historia del Arenero se contaba a menudo como un cuento de advertencia a los niños para que no se resistieran a ir a dormir. Sandman no es exactamente un espíritu benévolo, pero tampoco es un villano. No se le puede detener ni engañar del mismo modo que se frustra a la bruja mala o a la madrastra malvada. Hay que aprender a aceptar su destino y entregarse al ciclo del sueño. Los padres utilizaban este cuento para preparar a sus hijos para las inevitables dificultades de la vida y también para conseguir que se acostaran por fin y se durmieran.